Casos Clínicos |
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De los
centenares de casos clínicos tratados durante veinte años de investigación y terapia
del Síndrome Premenstrual, aquí se citará una quincena de ellos al azar,
por ser representativos de la totalidad.
En prácticamente todos se presentan los
mismos síntomas :
Irascibilidad,
depresión, dolores de cabeza del tipo jaqueca, molestias
mamarias, distensión abdominal, hinchazón de párpados y manos, piel seca, caída
del cabello, uñas frágiles, lengua sucia (saburral),
falta de concentración, dolores lumbosacros, frigidez,
dolor en la actividad sexual (dispareunia), orgasmos dificultosos, etc.
Caso 2 Paciente de 43 años, madre de tres hijos, todos con cesárea por falta de dilatación del cuello del útero, producto de una cervicitis crónica. El primer embarazo curso normalmente, el segundo presento síntomas de aborto a los cuatro meses, lo que obligo a su permanecía cama durante cinco meses. En el tercer embarazo no hubo problemas. Sin embargo, presentó depresión después de cada parto, durando aproximadamente 2 a 3 meses cada episodio. Su cuadro depresivo comenzó a agravarse después del tercer parto en coincidencia con un problema económico familiar. Vivía en una zona minera del sur. En 1987 su marido fue trasladado a una zona minera del norte, a bastante altura, donde su cuadro depresivo se hizo más intenso, especialmente en el período premenstrual, con una duración de aproximadamente 20 días cada mes. Consultó a un psiquiatra que atribuyó sus fenómenos depresivos a problemas producidos por el medio ambiente. Dado que en el periodo premenstrual presentaba una agravación de su depresión, jaqueca, edema, molestias mamarias, irritabilidad, falta de concentración y coordinación neuromuscular, frigidez, fue tratada con un fármaco derivado de la progesterona, 5 mg. en la mañana y 5 mg. en la tarde, durante diez días del ciclo, que al comienzo le proporcionó un discreto alivio. Continuó con este tratamiento durante un año, y dado que finalmente no le hacía ningún efecto, suspendió finalmente el fármaco. En 1989, fueron trasladados a Santiago. Ella continuó con su cuadro depresivo, edema, molestias mamarias, estado nauseoso, jaquecas, distensión abdominal, dolor sacrocoxígeo, mucho más exacerbados que antes. Consultó a un facultativo que solicito un estudio hormonal, encontrando ligera insuficiencia de progesterona. Se le recetaron fármacos derivados durante cinco meses, experimentando muy discreto alivio. Simultáneamente, había estado consultando a un psiquiatra quien diagnóstico esquizofrenia leve, receto Estelacine, Tonaril y Meleril, y pronto ella notó que su ciclo menstrual se acortaba, a la vez comenzó a presentar crisis de pánico, motivo por el cual consultó otro psiquiatra, que diagnosticó depresión agravada por Síndrome Premenstrual, quien la derivó a nuestro Instituto. En agosto de 1992 nos consultó por primera vez. Relataba episodios de síndrome premenstrual desde hace 8 años. Al exámen ginecológico presentaba un cuello uterino inflamado, edematoso, muy aumentado de volumen, sensible, con un moco cervical muy abundante y de aspecto anormal. Se sometió a un tratamiento del útero, experimentando notable mejoría a las dos semanas de tratamiento. Sus molestias depresivas se fueron reduciendo, siendo cada vez breves, de 1 a 2 días. Sus molestias físicas desaparecieron completamente. Caso 3 Paciente de 45 años. Sus síntomas se iniciaron hacía 16 años, en relación al último parto con cesárea y ligadura de trompas. Sus molestias se caracterizaban por un dolor pelviano severo durante la menstruación que le duraba 5-7 días, acompañado de una distensión abdominal, jaqueca intensa de 2 a 3 días en el período premenstrual, además, edema de la cara, manos y tobillos. También experimentaba fuertes dolores mamarios premenstruales, estado nauseoso. Gran caída del cabello, uñas frágiles, fragilidad capilar y agravación de sus varices y lengua sucia. Además presentaba depresión, irritabilidad, nerviosidad. Mala memoria y falta de concentración. Consultó a un obstetra en 1981, quien encontró pequeño quiste ovárico izquierdo y retroversión uterina, siendo operada sin obtener beneficio alguno con respecto a sus numerosas molestias. Posteriormente consultó a otro obstetra, en 1982. Este facultativo realizó una intervención quirúrgica, extirpando el ovario izquierdo. Posteriormente la sometió a tres intervenciones quirúrgicas más, siendo la última en junio de 1991 sin que la paciente obtuviera ningún beneficio. Dado que sus molestias fueron agravándose, se comenzó a medicar con antiinflamatorios, aliviándose parcialmente, por lo que decidió venir a consultarnos, por referencia de una prima, en septiembre de 1992. A las 3 semanas de tratamiento integral del útero, han desaparecido prácticamente todas sus molestias, no presentando posteriormente recaída alguna. Caso 4 Paciente de 37 años, casada hacía seis. Había visitado a cuatro especialistas por infertilidad. El primero solicitó varios exámenes de laboratorio e histerosalpingografía (radiografía de útero y trompas), que resultaron normales, concluyendo el facultativo que no había anormalidad alguna en su aparato genital, y que su infertilidad se debería a sus problemas psicológicos, erróneamente atribuidos a cuadro de neurosis, y no al SPM. El segundo especialista consultado, detectó galactorrea (secreción láctea de los pezones), producida por un tranquilizante y ansiolítico. Sin embargo sospechando una falta de ovulación, comenzó a tratarla con citrato de clomifeno, un estimulador de la ovulación, desde el día 5 al 10 del ciclo, con seguimiento ecográfico que se prolongó por ocho meses, con un control mensual. Ante el fracaso terapéutico para lograr el embarazo, se le propuso cirugía exploratoria, lo que la paciente rechazó, motivo por el cual decidió cambiar de médico. El tercer especialista consultado, objetó los exámenes previamente solicitados, encontrando que la histerosalpingografía realizada anteriormente era de poca confiabilidad técnica. Por este motivo solicitó un segundo estudio radiológico, el que demostró una falta de pasaje de medio de contraste al peritoneo.Por esta razón realizó una laparoscopía, demostrando que la inyección de azul de metileno no lograba atravesar las trompas. Por este motivo ella fue operada con procedimientos microquirúrgicos, seguidos de hidrotubación no logrando tampoco embarazarse. El cuarto especialista observó que la paciente presentaba galactorrea secundaria a la ingestión de Sulpilan; el facultativo solicitó exámen para medir niveles hormonales de prolactina (hormona producida por la hipófisis y productora de secreción láctea) resulto significativamente elevada, efectuándose un estudio radiológico de cráneo (Silla Turca). Sin embargo la paciente relataba antecedentes de cuadros depresivos cíclicos durante el período premenstrual, que duraban aproximadamente una semana, acompañados por irritabilidad, agresividad, insomnio y dolores pelvianos, que le dificultaban sus actividades normales y relaciones interpersonales. La paciente manifiesta que su depresión era bastante severa, sin embargo no quiso consultar a psiquiatra por su escepticismo frente a los tratamientos paliativos farmacológicos que suelen utilizarse. Por este motivo y habiendo oído hablar del Síndrome Premenstrual y de nuestro Instituto, la paciente decidió venir a consultarnos. Entre los antecedentes que relata la paciente, es importante señalar que tenía cuatro exámenes citológicos de Papanicolaou informados reiteradamente como "intensa reacción inflamatoria inespecífica" y que habían sido subestimados por todos los especialistas a quien ella había consultado previamente. La primera consulta, la colposcopía detecto un cuello uterino muy congestivo, edematoso, y francamente aumentado de volumen, presentando un aumento notable del moco cervical, grumoso y de aspecto anormal. La paciente estaba profundamente convencida de sufrir de "trastornos hormonales", debido a que los profesionales que anteriormente había consultado le habían efectuado ese diagnóstico sin una comprobación con exámenes de laboratorio. Con el fin de descartar alteraciones hormonales, le solicitamos un estudio de hormonas hipofisiarias LH y FSH, estrógenos y progesterona, que resultaron absolutamente normales, evidenciando la existencia de prejuicios de atribuir frecuentemente la infertilidad y las molestias del SPM a desequilibrios hormonales. La paciente ha sido sometida a estudios bacteriológicos no encontrándose infecciones de relevancia, considerándose que la problemática era básicamente crónica y de tipo glandular. Fue sometida a procedimientos microquirúrgicos y criocirugía, complementada con terapia antiinflamatoria, y fisioterapia seriada, obteniendo resultados parciales. Se realizó un segundo intento terapéutico pero mucho más intensivo, logrando obtener resultados positivos a los 60 días. La mejoría ha sido relevante, desapareciendo por completo la depresión y prácticamente todos los demás síntomas premenstruales, persistiendo un leve nerviosismo y un discreto dolor pelviano puntualmente el día anterior a la menstruación. La paciente ha señalado que con el tratamiento integral de su inflamación uterina crónica, ha logrado cambios trascendentales en su calidad de vida y alegría de vivir, dando término a su dependencia a diversas medicaciones farmacológicas paliativas.
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